El futuro del florete IV
El problema más delicado, el más sujeto a controversias, con el que se tenían que enfrentar nuestros predecesores, fue el de la materialidad del tocado. Solucionado hace unos veinte años (en la actualidad hablamos de medio siglo aproximadamente, N.T.) por la señalización eléctrica que indica con certeza todos los tocados que llegan al tirador (válidos y no válidos) incluso sobre la zona que el presidente de jurado no puede ver. Por tanto, en lo que concierne al arbitraje, el presidente de jurado tiene el espíritu liberado de toda la preocupación que en el pasado constituía la materialidad del tocado.
Cada vez más este invento contribuyó a tranquilizar a los tiradores que ya no tuvieron como antaño, la obsesión de ver cómo los golpes que deban pasaban desapercibidos.
Pero por muy importante que sea el problema de la materialidad del tocado, no es el único que se plantea a la hora de arbitrar el arma convencional. El florete está sometido a reglas técnicas que definen, en caso de golpe doble, la prioridad de uno sobre el otro; e igualmente de reglas morales que conciernen a la actitud, la manera de combatir, el respeto del espíritu que debe animar el juego del florete. Si las primeras (las reglas técnicas), pueden ser fácilmente encerradas en los textos, las segundas (las reglas morales), tienen a veces un carácter tan subjetivo que provoca la incertidumbre en la que se encuentran a veces los presidentes de jurado pues muchas veces se les hace dificil demostrar sus consideraciones con la suficiente energía y severidad deseable.
Es preciso recordar así mismo que algunas de nuestras preocupaciones más agudas, no son nuevas. Algunas citas relevantes de la revista "L’Escrime Française" de 1901 ya señalan:
"Algunos amantes de la hoja cuadrangular no vacilan en parar los golpes con los brazos, la cabeza o por contorsiones carentes totalmente de estética".
Se pensaba ya en esta época que la lucha encarnizada no convenía al arma clásica, citándose a continuación:
"El hecho de contar los tocados, el gran ardor de la lucha, la búsqueda de la victoria a cualquier precio… Para permanecer como arte, el florete pide más bien el acuerdo de dos jugadores bien compaginados que el choque de dos adversarios".
Recordemos el dicho de que para hacer un buen asalto hacen falta dos tiradores, pero para hacer uno malo, con uno solo mal intencionado basta.
Estas palabras aún se escuchan a lo largo de las pistas en nuestros días.
Como una justa oratoria
La historia de la esgrima deportiva está jalonada de ejemplos de encuentros importantes, calurosamente disputados, en el curso de los cuales las cualidades técnicas alcanzan los más altos niveles. La aspereza del combate no parece ser la razón esencial del declinar técnico del florete de hoy.
En fin si el florete ha cuestionado y cuestiona todavía problemas a los dirigentes y los árbitros, parece que la espada no presentará ninguno. ¿Es porque la espada es un arma y el florete un juego? A la espada, dentro de los límites de las reglas relativamente sencillas, todos los tocados que llegan al adversario son admisibles siempre y cuando no vayan acompañados de ejecuciones brutales. A pesar de esta libertad en el combate, se puede constatar que la espada de hoy ha realizado progresos técnicos, tácticos y de formas considerables en todo el país. Se ha alcanzado en este arma lo que soñaban y deseaban los promotores de la espada, a finales de siglo. El espadista moderno conoce a fondo toda la esgrima; se capaz de hacer frente a todas las situaciones que pueden presentarse en el curso del combate sin tener necesidad de recurrir a procedimientos discutibles.
Las reglas del florete deportivo, que datan de finales del siglo XIX, no han sido prácticamente modificadas desde su creación, exceptuando el hecho de su electrificación y la dependencia del arbitraje a ella.
La característica fundamental, la trama, si se me permite expresarme así, del juego del florete está escrito en los textos: tiene la forma de una diálogo, a base de preguntas y respuestas.
Se ha dado el nombre de "frase de armas" a este intercambio de preguntas y respuestas, lo cual define exactamente el espíritu de este juego. Es una especie de conversación cortes… con armas, no una discusión de chillones. Es en su espíritu, comparable a una justa oratoria en la que cada uno habla correctamente y cuando le corresponde, intentando dominar a su oponente, no cortándole la palabra impidiéndole que se exprese, sino con la ayuda de una argumentación superior. Lo cual no excluye que la lucha pueda ser viva, incluso encarnizada. Es hoy en día sobre este punto lo que no se acaba de aclarar.
En florete, los antagonistas toman el compromiso tácito de batirse, respetando las reglas, de no utilizar mas que procedimientos de combate regulares y correctos. No más que los que son admitidos sobre un terreno de fútbol. rugby ó baloncesto. Llegar aporreando para despejar el terreno delante de uno, no es tolerable en florete, arrojar la cabeza lo primero para conseguir encender la lámpara antes que el adversario, pegarse como una sanguijuela para impedir las respuestas, retorcerse como un gusano para hacer pasar el brazo, la cabeza, incluso el muslo delante del cuerpo para conseguir que el ataque o la respuesta lleguen a una superficie valida. Puede ser que haya exagerado la situación, pero realmente estas practicas fraudulentas se están convirtiendo en hechos de uso corriente y corremos el riesgo de atentar al espíritu ya la técnica del florete si no conseguimos erradicar su expansión.
Lo primero que debe contar ante todo en todos los juegos, es el espíritu que les anima. Es lo que produce el placer de su practica y atrae a los que lo miran. Debe ser imperativamente respetado por los que lo practican y preservado por los responsables.