El futuro del florete V
Se comprende perfectamente que ciertos esgrimidores de sangre caliente que consideran las reglas como un collar de presa para sus deseos de tocar a toda prisa no importando como, les cueste dominar sus instintos. A ellos, la espada, arma libre, muy personal en su expresión, de reducidas convenciones, parece ser el arma que les conviene. En espada se puede atacar con el brazo recogido, esconderse, tirarse, girarse, meter la mano armada por delante… Ningún espadista tendrá el mas mínimo inconveniente que esto ocurra, al contrario, pienso que se alegrará.
La ofensiva ha tomado la delantera
La esgrima de punta es una disciplina que presenta dos aspectos, dos caras diferentes: una libre, la espada, otra impuesta por numerosas reglas, el florete. Otros deportes presentan las mismas particularidades: la lucha, el judo, el patinaje, incluso el billar. Podemos felicitarnos pues cada uno puede encontrar exactamente lo que busca.
Eso condiciona una cosa que debe ser hecha por los tiradores y los dirigentes. Los tiradores deben dirigirse hacia el arma que más le conviene en función de sus cualidades y su temperamento. Los dirigentes tienen la misión de vigilar que los principios, la esencia misma de las diferentes armas sean defendidas con el fin de que no desaparezcan.
Si por laxitud, por negligencia, se hace imposible conservar la identidad de las armas convencionales, llegaremos antes o después al arma única.
Se deplora, en el mundo de la esgrima, la evolución que sufre el arma clásica desde hace veinte años. Parece evolucionar hacia una esgrima de cheque. Es cierto que el florete a cambiado de aspecto tras la aparición del aparato eléctrico.
¿Pero, es por ello, el único responsable ? El aparato cumple perfectamente su papel cual es la de indicar la materialidad del tocado; no puede ir mas allá. Antes de la señalización eléctrica, los asesores podían dar su opinión sobre la materialidad del tocado, señalar al presidente determinadas irregularidades, que éste no podía ver. Y por otro lado, lo más importante, la presencia de asesores ejercía sobre los tiradores un efecto disuasorio al sentirse tan vigilados de cerca.
Hoy en día, con excepción de las pruebas de muy alto nivel, en las que el presidente puede solicitar asesores de mano, éste está solo, particularmente en las competiciones juveniles. No hay por tanto que extrañarse si cogen malas costumbres. Continuaré mas tarde sobre éste punto.
Las características de la evolución que se constatan en el combate de alto nivel se traducen por:
- Una búsqueda de la movilidad
- Una velocidad de ejecución de las acciones mayor que antes.
- Una debilidad o una falta de confianza en la técnica de mano.
- Una desaparición progresiva de la frase de armas prolongada (contrarespuestas).
- Demasiado cuerpo a cuerpo, a menudo en los limites de la violencia.
- Un abandono de la defensiva tradicional, sustituida por contorsione, tendentes a hacer pasar el golpe del adversario, o a desviarlo hacia zonas no validas.
En el plano táctico, se constata que la ofensiva ha tomado la delantera sobre la defensiva, aunque no ha llegado todavía al desequilibrio del sable. La ofensiva actual se compone sobre todo de acciones simples, a menudo insuficientemente preparadas, ejecutadas de una manera precipitada y normalmente no muy ortodoxas. Se esfuerzan en tocar a toda prisa sin buscar el momento favorable, el "tiempo ".
La esgrima de fintas, base de la táctica, tiende a desaparecer, como consecuencia de la gran distancia que separa a los tiradores, y de hecho los procedimientos de enseñanza dan prioridad al trabajo de piernas sobre la mano.
En suma, no se trata de dialogar con educación, sino al contrario, de interrumpir al interlocutor para que no desarrolle sus argumentos. Es evidentemente otra forma de esgrima, menos matizada, mucho mas física.
Las carreras hacia atrás y hacia delante, se han convertido en uno de los rasgos dominantes tanto del florete como del sable. Las frases de combate próximo, que dieron con anterioridad a magníficos cambios de respuestas y contra respuestas, son raros. Los golpes parten de lejos, a menudo demasiado lejos, lo que no permite prepararlos cuidadosamente, el desequilibrio que lo sigue, provoca inevitablemente el cuerpo a cuerpo.
Se puede resumir diciendo que el florete pierde poco a poco, su carácter clásico, su belleza de gestos, y el lado espectacular que se le reconocía en el pasado. Constructiva por definición, la esgrima convencional evoluciona hacia una concepción destructiva. Esta situación merece reflexionarse.